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martes

La Musicología


Que quiten esa canción de Chavela que llora por el patio y me está taladrando el corazón.

O, por favor, suba esa canción conductor..
Y que me dicen, del momento, tranquila no llores más, mira, escucha esto, y suena “I will survive”. El cuerpo empieza a agitarse sacudiendo las penas que se evaporan como estrellas fugaces para rápidamente desaparecen.

¿Bailas? Sí. Y una mano masculina nerviosa, torpe roza la cintura femenina, los pies torpemente empiezan a girar lentamente sin saber muy bien hacia dónde girar. La mano femenina se aproxima temblorosa al hombro varonil, poco a poco irá deslizándose más hacia el cuello permitiendo al afortunado abrazarla un suspiro más, hasta llegar a embriagarse por el olor del compañero, cerrar los ojos… y dejarse llevar por esa música, que nunca olvidarán.

Una canción es mejor que una liposucción, te hace rejuvenecer 20 o 30 años atrás, es la máquina del tiempo perfecta, con un poco de imaginación, uno puede trasportarse al lugar que prefiera.
¡Esa salsa en Nicaragua mi amor!, el “paquito chocolatero” de las fiestas de mi pueblo, los lagrimones que me caían en el concierto de Liza Minnelli cantando “Maybe this time”, ese primer beso al escuchar... inténtenla recordar.

Las canciones tiene su propia personalidad, casi más que los seres humanos, mi padre es música clásica, mi madre alguna copla improvisada, mi hermana española desenfadada, él es música africana, ella puro jazz… y yo una mezcla de todas que varía según el día.

Con solo 15 años a un chico le han recetado Prozac, todo el mundo pide un Ibuprofeno al menor síntoma de molestar, vitaminas para la piel y viagra para el amor.

Yo nunca he sido de automedicarme, y tampoco está la seguridad social para fiarse, así que yo he inventado mi propia terapia, “la musicología”: La utilizo como relajante general, medicina contra el dolor y arma de seducción.

Perdón, camarero, he traído este CD, la canción número 3 se la quiero dedicar a usted.

lunes

La otra cara de la moneda


Últimamente me siento como Verónica Forqué en Kika: “no sé lo que me pasa pero esta cabecita no para”.
Hace GRRRRR GRRRRRR, todo el día centrifugando. 523.000 tareas pendientes, y solo 16 horas al día para resolverlas todas.

Notas que florecen y desaparecen, que salen y entran de mi mente, como una manga roja a través del cristal de la lavadora, un trozo de pantalón o un calcetín blanco cuando la colada era de color.

Tengo que terminar aquel proyecto, ir al médico, contestar el correo, hablar con el vecino de la gotera, comprar el regalo cumpleaños de mi abuela, ¡depilarme!, llamar a mamá, ir a trabajar, sacar a la perra, ¿tenía novio?, creo que sí, a ver si aprovecho 5 minutos libres y nos vamos a dar una vuelta.

Me ataco, me tranquilizo, me dan bajones, y luego estallo en mil estornudos devastadores, ¿será la Primavera, que la sangre altera?
Bueno, ya tengo la excusa perfecta, y la mala suerte de que me ha tocado la otra cara de la moneda. Debo sufrir astenia.
Yo veo a la gente tomando cervezas en las terracitas, a los guiris entregándose en ropa interior al Rey Sol y la multiplicación de parejas que con deseo se muestran al igual que las flores abiertas. Más horas de luz, de euforia, de deseo sexual, un cambio hormonal que a mí (que quieren que les diga), me sienta fatal.

Cansancio, abatimiento, sentimiento de tristeza.. esa es la otra cara de la moneda de la Primavera.

¿Pero sabes qué, Traicionera? Que tú eres una simple estación, y el 21 de Junio termina tu revolución, o con el calentamiento global, quince días te quedarán. Me has pillado desprevenida, pero que en un par de días, voy a ser yo, la que te vuelva loquita.

Camarero, una Margarita, por la primavera. Por qué a todo esto, ¿a usted que cara de la moneda le afecta?

ATRÉVETE!!!!!!!

ATRÉVETE!!!!!!!

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