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lunes

Ángeles


A veces nos obcecamos en buscar a los ángeles en el cielo cuando residen en la tierra.

Miren a su alrededor, hay gente que aparece en tu vida justo en ese preciso momento en el que lo necesitas, para luego desaparecer dejando estela.
Son esas personas que no esperabas, que no buscas, simplemente caen del cielo, resplandecen entre la multitud.

Como ese niño sonriente que surge extenuado para entregarte el pañuelo que quiso fugarse del preso cuello.
O ese amante, que una noche se entrega para llenar tu carencia de Amor.
Esa frase que delante de un par de cafés, (mientras el sol se lamenta por no poder permanecer un segundo más), te taladra el corazón rebosándolo de luz intensa para que recargues esas ganas de vivir.
La anciana que te avisa: cuidado bonita llevas el bolso abierto.
Ese mensaje que recibes justo a tiempo. Ese lametazo de tu mascota que te cuida preocupada.

Los ángeles pueden ser anónimos; miras tu bolsillo con 12,35 euros, suspiras, y entonces un vagabundo -con el carrito prestado de cualquier hipermercado lleno de cartón oscurecido por el uso- lleva una radio por la que un anticuario daría una fortuna y con zapatos abiertos, sube el volumen mientras tararea I will survive.

O ángeles conocidos, que te guiñan el ojo para forzar esa sonrisa que a veces cuesta tanto.
Incluso a veces uno mismo puede convertirse en espíritu celestial para alguien durante un soplo en el que se mezclan las dimensiones, lo racional con la locura, lo incorrecto con lo debido. 
Y en ese choque entre humanos y querubines se paraliza el tiempo, ya sea en un bar abarrotado o en una cena íntima, emerge el silencio. Ambos procrean esa aislante burbuja que les protege del insultante ruido para permitirles disfrutar de la paz celestial.

En esas ocasiones se suele decir: “acaba de pasar un ángel”, pero yo creo que el ángel está ahí, frente a ti.
Lo malo es que a un ángel no se le puede pedir la eternidad, no podemos ser egoístas e intentar retenerlos en exclusividad, hay que dejarles volar para que sigan repartiendo purpurina mágica.

Camarero, angelito, gracias por crear este momento cada domingo, sin ti no tendría nada que decir.

Casualidades ¿?


Que casualidad verte por aquí, que casualidad que ahora suene esta canción, que casualidad volvernos a encontrar… aunque si la vida nos separó también por algo sería.

Creer o no en la casualidad es como creer o no creer en Dios; hace falta fe, imaginación y un toque de romanticismo.
Cuánto han dado que hablar 6 palabras “La vida está llena de casualidades”. Incluso hay gente que las investiga y las dividen en azarosas o razonables por algún motivo oculto.

Aunque yo las dividiría en negativas, justo cuando vas al baño se ha terminado el papel higiénico. O positivas, ¿qué número ha salido premiado hoy?.
Evidentemente la ciencia afirma que no existen, ella busca el “por qué“ de todo lo que nos rodea y hacemos, como la primera arruga busca su chute de botox en la vida.
Personalmente me agobia el tener que justificarlo todo, es lo único bueno de mi trabajo, si llego tarde mi jefa me dice: no quiero justificaciones hoy sales una hora más tarde.

Y es que hay cosas que por mucho que digan son injustificables. El compositor Richard Wagner nació en 1813. Su nombre tiene 13 letras, escribió 13 óperas. Encontró su vocación un 13 de octubre. Sufrió 13 años de destierro. Terminó Tannhauser un 13 de abril y dejó de ser tocada un 13 de marzo para ser repuesta el 13 de mayo. El teatro dónde se presentó como director de orquesta se inauguró un 13 de septiembre. La casa donde se llevaban sus festivales fue abierta un 13 de agosto y el último día que pasó en ella fue un 13 de septiembre. Wagner murió el 13 de febrero de 1883, decimotercer año de la unificación de Alemania.

Y qué me dicen del misterioso coche de James Dean. El actor murió en un trágico accidente de coche, los restos del vehículo fueron llevados a un garaje, el motor se desprendió y cayó sobre un mecánico rompiéndole ambas piernas. El motor fue comprado por un médico, que lo colocó en un coche de carreras y murió poco después. En la misma carrera pereció otro conductor que se había instalado la palanca de cambios del coche de Dean. Después, el automóvil del actor fue reconstruido y el garaje se incendió. Fue exhibido en Sacramento y cayó del pedestal, rompiendo la cadera a un adolescente. Más tarde el camión que transportaba el coche patinó y se estrelló contra la fachada de una tienda. Finalmente, en 1959, se partió en 11 pedazos mientras estaba apoyado en una sólida base de acero.
Casualidades de la vida.. ejem…
No digo yo que haya que cruzarse de brazos y echarle la culpa a la mala fortuna. Ni que la casualidad a veces sea pura falsedad: ¡Qué casualidad, justo ahora te iba a llamar!. Ja, ja, ja.

Yo sólo creo que la vida es una bella casualidad, (fíjate cuántos espermatozoides y suerte que ése que llegó seas tú) llena de causalidades.
Pero cómo distinguirlas. Camarero, ¿ve usted a ese chico que se acaba de sentar?: me lo he encontrado esta mañana al comprar el periódico, luego en el mismo bar dónde voy a desayunar, estaba a mediodía montado en una barca del Retiro porque me ha pedido perdón al chocar, le he visto y me ha saludado en un semáforo hace tres horas, ahora acaba de entrar. ¿Cree que es una casualidad y es el hombre de mi vida, o una causalidad y es un psicópata que me quiere exterminar?.

ATRÉVETE!!!!!!!

ATRÉVETE!!!!!!!

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