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miércoles

Amor, el Amor

El Amor…

Que palabra tan efímera -y más en verano-, difícil y sencilla de pronunciar. Da igual quién lo haga, cómo y en qué lugar. Da igual el sexo, la raza, religión, edad o estatura.

El Amor;
Hay quién dice que está en el aire; la verdad es que cuando lo inhalas, no quieres dejar de respirar, inspiras fuerte, lento, profundamente y el aire se escapa repentinamente en un conocido suspirar… ¡Ay!.. Y otra vez viciosa vuelves a aspirar.

Todo lo que necesitas es amor, dice otra canción… no sé si será lo único, pero cuando es recíproco no requieres nada más; da igual la crisis, el paro, qué hay para comer, quién ganará la liga… Si él o ella te besa: ¡Ay, mi amor!
Si has quedado para pasear, si te abraza y sujeta tiernamente la mejilla para escaparos en una mirada atemporal... se te olvidará comprar el periódico mañana.


Yo siempre te querré, típica promesa incumplida que puede destrozar el corazón, pero no la ilusión de volver a escucharla para venerarla.

Bendita Locura el Amor, la enajenación, sacarle la lengua a la tediosa obligación para renacer un fin de semana entre sábanas. Encontrarse entre caricias, roces y piel, entre aromas traviesos que te raptan de la realidad.

Tener el único deber de regalar placer y dejarse llevar.

¿Será la temperatura que se eleva, el verano que calienta o la ropa que escasea? Por lo que sea...
Amor, gracias, gracias por recordarme que existo, por despertarme de mi inconsciente letargo, por transportarme a los 15 años, aprovecharé cada rayito de Sol para que recargue de energía y me devuelva la sonrisa…

Amor, Amar debería ser un mandamiento, ¡uy!, pero si ya lo es…

Entonces camarero, vuélvame a Amar consciente de que cumple con su deber.

lunes

Respeto


Hoy he leído un cartel que decía: “RESPETE A SUS MAYORES”.

Perpleja ante él, reconozco que siempre existirán absurdeces que jamás entenderé.

¿Realmente a alguien le tienen que recordar “Respeta a tu abuela”?

Respeta a los mayores, a la Naturaleza, al Silencio, a tu pareja, a los menores… ¿es que sólo respetamos los controles de velocidad porque un GPS nos avisa con el pipipipa..?

Entonces, tal vez haya que inventar un Carnet de Cordialidad, 10 puntos al adquirir el Graduado Escolar.

-2 puntos menos si no cedes tu asiento,

-1 por no respetar la fila para pagar,

-4 por olvidar el derecho a la intimidad,

-3 por no esperar tu turno de palabra.

Personalmente me parecería más lógico que me detuvieran por agredir a un homosexual, que por hablar con el móvil conduciendo en la Castellana.

Me avergüenza la hipocresía del que castiga al inmigrante cuando casi todas las sillas de ruedas o brazos a los que se agarran nuestros queridos “mayores” son abrazos no españoles.

A veces tengo la sensación de que todo vale, pero no seré yo la que se deje arrastrar por la influenciable mayoría, así que…

Respeto tu decisión de dejarme aunque no la comparta. No voy a golpearte, ni a amenazarte, ni a perseguirte ni a matarte.. Aunque las lágrimas hagan paracaidismo y mi corazón estalle en pedacitos.

Me callo y me marcho, aunque mis piernas intenten echar raíces y mi cabeza se niegue a girar.

Te respeto y dejo de insistir aunque cada milésima de segundo desee recuperarte, sabiendo que será tarde cuando quieras volver.

Te dejo libre, sin ser consciente de haberte atado con ninguna cadena.

Sólo te pido que si alguna vez una mujer te confiesa su adiós, la respetes igual, sin juzgarla y vete tranquilo, como lo hago yo hoy.

 Camarero, creo que siempre nos hemos tratado con respeto pero… tampoco se vaya usted al otro extremo.

martes

No me preguntes más...


Ella: ¿Qué quieres hacer tú?

Él: ¿Que qué quiero hacer?

Ella: ¿Tan difícil es contestar?

Él: ¿Acaso he dicho yo eso?

Ella: ¿Lo piensas?

Él: ¿Me lo preguntas en serio?

Ella: ¿Tú qué crees?

Él: ¿Y a qué viene esa pregunta?

Ella: ¿Me quieres?

Él: ¿No estas segura de que te quiero?

Ella: ¿Por qué ya no me lo dices?

Él: ¿Por qué no me lo dices tu a mí?

Ella: ¿No te parece todo esto un poco absurdo?

Él: ¿Por qué estamos siempre discutiendo?

Ella: ¿Y me lo preguntas tú a mí?

Él: ¿Qué te pasa hoy?

Ella: ¿Qué te pasa a ti?

Él: ¿Qué he hecho ahora?

Ella: ¿Por qué no me dejas?

Él: ¿Por qué no me dejas tú a mi, tienes miedo?

Ella: ¿A qué, crees que no podría vivir sin ti?

Él: ¿Hay otro?

Ella: ¿Qué?

Él: ¿Adónde vas?

Ella: ¿Vienes?

Él: ¿Quieres que vaya?

Ella: ¿Qué quieres hacer tú?

Él: Estar Contigo…

Si ésta hubiera sido la primera respuesta a la primera pregunta, nos habríamos ahorrado 10 minutos de conversación absurda… ¿Hay algo más ilógico que contestar a una pregunta con otra pregunta?.

Nunca me han gustado los interrogativos así que evito cuestionar porque el 80% de las veces una ya sabe la respuesta.

Prefiero la acción es más divertida… Por eso enloquecí cuando dijiste:

-A las 8 bajo la farola encendida frente a tu portal, te recojo, he hecho reserva ya, el resto de la noche lo tendrás que averiguar… Ponte cualquier cosa, porque con cualquier prenda estás hermosa, si llegas tarde te espero sin enfadarme.

     Bajé puntual, vestido suelto que insinúa la silueta sin marcar, los ojos hablan y cuando le voy a besar, una pregunta me devuelve a la cruel realidad… ¿prefieres chino o japonés?.

 

     Camarero un café… con leche está bien… desnatada… Pues caliente si puede ser, ¿taza o vaso?, me da igual, sí, ¡azúcar!. Y un vaso de agua, fría sin hielo, en  vaso, de la casa. Gracias.

miércoles

Crisis primaveral

Dicen -o puede que me lo acabe de inventar-,
 que cuando te deja tu primer novio, pierdes tu primer trabajo y superas una crisis, es cuando empiezas a vivir.

Y ahora que lo pienso recuerdo que después del primer riguroso luto por desamor descubrí que contrariamente a lo que pensaba; no había muerto, más bien al contrario, renací.

Del primer trabajo me fui yo, y si hubiera llegado a intuir el favor que me hacía a mi misma no hubiese durado ni un día.
Ahora dicen que estamos en crisis, es una frase conocida para mi desde lo 6 años, si a los 6 años se recuerdan las frases. Y con 6 años la busqué en el diccionario; Coyuntura de cambios en una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución.

Aquello de los cambios me daba un miedo atroz porque yo también los sufría, y comprendí a aquella otra niña llamada Crisis. Salí al parque a ver si la conocía pero lo único que encontré fue un rosal que parecía sufrir el mismo mal, estaba lleno de minúsculas hojitas y miedosas aceitunas verdes.

La Primavera llegó, y si los cambios profundos nos dan miedo al ser humano, ¡tendrían que haber visto la transformación de aquel rosal!.
Por eso ahora que vuelven a mencionar a mi amiga Crisis, recuerdo aquel aroma carmín que me ocultaban aquellas camufladas olivas y me doy cuenta de que la única clave para superar una crisis es esperar.. pero aguardar DISFRUTÁNDOLA.

Disfrutar al rebuscar en el desván y recuperar aquella falda de hace años que sigue siendo genial. Te ahorras 150 euros y vas a la última, que la clase la pone tu personalidad no un nombre en una etiqueta.

Disfruten de las barbacoas, las cenas en casa de los amigos, uno lleva el vino, otro pan, entre dos cigalas para la paella… Comida exquisita, baratísima, y charla sin tener que escuchar: ¿Pueden ir terminando que vamos a cerrar ya?.

Disfruten de sus piernas y aparquen el coche. Tumbarse en el césped o sentarse en un banco en vez de en una terraza de verano por una excesiva caña sin tapa, cuando lo importante no es la bebida sino la compañía.

Que los besos siguen siendo gratis, el amanecer y el respirar. Que la crisis se transformará como la Primavera pero que mientras llega, lo único que me hace olvidarme de ella es que tu sonrisa florezca.

Camarero, hoy no voy a tomarme nada, pero si me pone un vasito de agua luego yo le regalo otro en mi casa.

lunes

Ángeles


A veces nos obcecamos en buscar a los ángeles en el cielo cuando residen en la tierra.

Miren a su alrededor, hay gente que aparece en tu vida justo en ese preciso momento en el que lo necesitas, para luego desaparecer dejando estela.
Son esas personas que no esperabas, que no buscas, simplemente caen del cielo, resplandecen entre la multitud.

Como ese niño sonriente que surge extenuado para entregarte el pañuelo que quiso fugarse del preso cuello.
O ese amante, que una noche se entrega para llenar tu carencia de Amor.
Esa frase que delante de un par de cafés, (mientras el sol se lamenta por no poder permanecer un segundo más), te taladra el corazón rebosándolo de luz intensa para que recargues esas ganas de vivir.
La anciana que te avisa: cuidado bonita llevas el bolso abierto.
Ese mensaje que recibes justo a tiempo. Ese lametazo de tu mascota que te cuida preocupada.

Los ángeles pueden ser anónimos; miras tu bolsillo con 12,35 euros, suspiras, y entonces un vagabundo -con el carrito prestado de cualquier hipermercado lleno de cartón oscurecido por el uso- lleva una radio por la que un anticuario daría una fortuna y con zapatos abiertos, sube el volumen mientras tararea I will survive.

O ángeles conocidos, que te guiñan el ojo para forzar esa sonrisa que a veces cuesta tanto.
Incluso a veces uno mismo puede convertirse en espíritu celestial para alguien durante un soplo en el que se mezclan las dimensiones, lo racional con la locura, lo incorrecto con lo debido. 
Y en ese choque entre humanos y querubines se paraliza el tiempo, ya sea en un bar abarrotado o en una cena íntima, emerge el silencio. Ambos procrean esa aislante burbuja que les protege del insultante ruido para permitirles disfrutar de la paz celestial.

En esas ocasiones se suele decir: “acaba de pasar un ángel”, pero yo creo que el ángel está ahí, frente a ti.
Lo malo es que a un ángel no se le puede pedir la eternidad, no podemos ser egoístas e intentar retenerlos en exclusividad, hay que dejarles volar para que sigan repartiendo purpurina mágica.

Camarero, angelito, gracias por crear este momento cada domingo, sin ti no tendría nada que decir.

Casualidades ¿?


Que casualidad verte por aquí, que casualidad que ahora suene esta canción, que casualidad volvernos a encontrar… aunque si la vida nos separó también por algo sería.

Creer o no en la casualidad es como creer o no creer en Dios; hace falta fe, imaginación y un toque de romanticismo.
Cuánto han dado que hablar 6 palabras “La vida está llena de casualidades”. Incluso hay gente que las investiga y las dividen en azarosas o razonables por algún motivo oculto.

Aunque yo las dividiría en negativas, justo cuando vas al baño se ha terminado el papel higiénico. O positivas, ¿qué número ha salido premiado hoy?.
Evidentemente la ciencia afirma que no existen, ella busca el “por qué“ de todo lo que nos rodea y hacemos, como la primera arruga busca su chute de botox en la vida.
Personalmente me agobia el tener que justificarlo todo, es lo único bueno de mi trabajo, si llego tarde mi jefa me dice: no quiero justificaciones hoy sales una hora más tarde.

Y es que hay cosas que por mucho que digan son injustificables. El compositor Richard Wagner nació en 1813. Su nombre tiene 13 letras, escribió 13 óperas. Encontró su vocación un 13 de octubre. Sufrió 13 años de destierro. Terminó Tannhauser un 13 de abril y dejó de ser tocada un 13 de marzo para ser repuesta el 13 de mayo. El teatro dónde se presentó como director de orquesta se inauguró un 13 de septiembre. La casa donde se llevaban sus festivales fue abierta un 13 de agosto y el último día que pasó en ella fue un 13 de septiembre. Wagner murió el 13 de febrero de 1883, decimotercer año de la unificación de Alemania.

Y qué me dicen del misterioso coche de James Dean. El actor murió en un trágico accidente de coche, los restos del vehículo fueron llevados a un garaje, el motor se desprendió y cayó sobre un mecánico rompiéndole ambas piernas. El motor fue comprado por un médico, que lo colocó en un coche de carreras y murió poco después. En la misma carrera pereció otro conductor que se había instalado la palanca de cambios del coche de Dean. Después, el automóvil del actor fue reconstruido y el garaje se incendió. Fue exhibido en Sacramento y cayó del pedestal, rompiendo la cadera a un adolescente. Más tarde el camión que transportaba el coche patinó y se estrelló contra la fachada de una tienda. Finalmente, en 1959, se partió en 11 pedazos mientras estaba apoyado en una sólida base de acero.
Casualidades de la vida.. ejem…
No digo yo que haya que cruzarse de brazos y echarle la culpa a la mala fortuna. Ni que la casualidad a veces sea pura falsedad: ¡Qué casualidad, justo ahora te iba a llamar!. Ja, ja, ja.

Yo sólo creo que la vida es una bella casualidad, (fíjate cuántos espermatozoides y suerte que ése que llegó seas tú) llena de causalidades.
Pero cómo distinguirlas. Camarero, ¿ve usted a ese chico que se acaba de sentar?: me lo he encontrado esta mañana al comprar el periódico, luego en el mismo bar dónde voy a desayunar, estaba a mediodía montado en una barca del Retiro porque me ha pedido perdón al chocar, le he visto y me ha saludado en un semáforo hace tres horas, ahora acaba de entrar. ¿Cree que es una casualidad y es el hombre de mi vida, o una causalidad y es un psicópata que me quiere exterminar?.

viernes

¡Ssch!


Creo que a veces las normas establecidas no tienen sentido, y si lo tienen ¿podemos debatirlo?.

Por ejemplo los carteles de SILENCIO, creo que están mal puestos.
Aparecen en los hospitales para no molestar a los enfermos, pero ¿y si el paciente anhela distraerse?, o si un familiar consuelo requiere.

Se ruega Silencio en las Iglesias y lugares sagrados. Yo en la única iglesia que encontré paz absoluta, fue en una sin restricción. De esas custodiadas por montañas y con una cruz incompleta de piedras musgosas color esmeralda. Entrabas a aquella mínima majestuosa iglesia pobre y se te encogía el alma o se liberaba, -depende de los pecados de cada cual-. No había ningún cartel, ni sonido, excepto la tímida brisa que jugaba en mis pulmones para no dejarme allí fallecer.

Aunque el Silencio más absurdo de todos es el de las Bibliotecas. Agrede muchísimo más a mi paciencia, ese murmullo permanentemente cohibido.

Recuerdo que cuando era pequeña e iba a estudiar, si tenía alguna duda y preguntaba siempre escucha el hiriente sschh, yo necesitaba respuestas y volvían a castrar mi oportunidad con un ¡SSCHHH!. A alguien le molestaba ese sch tan fuerte y aquello se convertía en una guerra de schs.
- Sch sch
- SCH SHU!.
- ¡¡Sschhhhhhhhh!!.

Hasta que el funcionario amargado de turno gritaba: “El que no sepa guardar silencio que se vaya a la calle”. En la calle hacía un frío que pelaba y aquello era mucho más divertido.

¿Y que me dicen del gesto de la boca tachada con el dedo índice en perpendicular? A uno le dan ganas de abuchear, ¿pero quién es esa tía anónima que me abstiene de opinión?.

Basta que te prohíban algo para incumplir las reglas, ¿o no?.
Silencio se abraza. 
Silencio en esta cama se ama.
  Silencio observo el amanecer.
Silencio en este bar sólo las miradas hablan. 
Silencio estoy pensando.
Callarse me están besando.
Son carteles que uno nunca leerá, porque la Discreción nunca lleva letrero, ella es mucho más discreta.

Así que Camarero quite ese rótulo de “Silencio van a tocar”. Suena sol la si, un murmullo al fondo.. si la fa… el susurro se extingue y las notas hablan en armonía.
Lo ve camarero, no pierda la fe en su instinto animal, le sorprenderá.

sábado

Cuando la nieve se deshace.


¿Dónde está la gente a la que diste media vida,
tal vez en unos años,
puede que sólo en días,
dónde están los besos que se dieron regalados,
los abrazos eternos,
la innombrable caricia?.

El viento no puede quedarse todo,
Ni mi vieja lavadora tampoco,
¿Acaso cohabiten en el recuerdo?,
Quizás se reencarnen en soles nuevos.

Pienso en ello desafinadamente melancólica sin esperar que al abrir la puerta ellos estén allí. Convertidos en cristales de hielo que desfilan por el aire en pasarela de tallas especiales. Copos redondos sin complejos que cambian el estado de ánimo en un momento, adornando los gorros rescatados de la meta del cajón.

Vuelve a sonreír el jornalero que no podrá cumplir hoy con su labor, total este año no le van a subir el sueldo.
Parejas en blanco y negro se iluminan al hundir sus pies enfundados en nata blanca, se aferran las manos y sellan su amor rescatado con un arrumaco que descongela el aire que los rodea.
Papá se deshiela de su ranqueante -¿ranqueante existe en el diccionario?, creo que no-, bueno de su achacosa vejez y lanza jovial bolas de nieve a su hijo, mientras éste le propone hacer “Angelitos” o un “Muñequito”.

Hay días especiales en los que todo puede ocurrir, incluso bajarse el trineo al Retiro de Madrid, días en los que nuevos mimos pueden nevar, en los que criaturas insólitas te sorprenderán.. Un amigo siempre me dice que cada día está ahí por algo y cada segundo, incluso éste, hay que saborearlo, pero…

Camarero, si no se quita la losa del lo que pudo haber sido ni siquiera podrá salir a ver lo increíblemente bella que está su ciudad.. ¿Le pongo algo o nos vamos a arrojarnos risas cuando termine su horario?.

domingo

Queridos Reyes Magos...


Queridos Reyes Mayos, este año 2009 no me quiero pedir un mundo mejor, quiero un universo al revés.

Un planeta que todos sueñan con tener, donde se trabaje 30 días al año dos veces por semana. Donde el que es pobre sea el rico, donde los niños gobiernen y las chucherías adelgacen.

Donde el amor sea eterno y no existan las lágrimas.
Donde las fronteras sean de tiza, y la palabra “pobreza” una errata de proeza. Donde los doctores te llamen por tu nombre y el “Maltrato” sea una marca de tabaco.

Donde las mujeres envejezcan sin rencor, y los hombres las prefieran a un partido de fútbol.
Donde nadie se tome una caña para conocerse, ni un café, ya que con sólo mirarse esté todo dicho.
Donde un apretón de manos sea el único contrato, la igualdad sea algo normal y el término “utopía” no exista.

Donde el teatro, el baile, la música y la educación sean asignaturas obligatorias.
Donde los valores no sean solo una tableta de chocolate.
Donde las promesas y deseos al empezar el año no terminen el 20 de enero, sino sólo cuando se hayan realizado los sueños.
Donde nadie se ría de nadie sino todos con todos, donde se ayude al que lo necesite... bueno eso ya se hace, ¿no?.

Reyes Magos construyan ese mundo, dejen que me pierda en él, aunque en él nadie se perderá a no ser que se quiera perder.
A cambio les regalaré un ramo de cometas fugaces para que no se vuelvan a despistar, porque lo de cazar la luna con un lazo nadie mejor que James Steward en “Que bello es vivir”, y a mí no me gusta repetir.

¿Usted ya ha escrito su carta camarero?, ¿y a qué está esperando?. Los deseos hay que manifestarlos sino corren el riesgo de morir ahogados. Tenga, otra servilleta, apúnte… y ¡ah!, Feliz Año.

ATRÉVETE!!!!!!!

ATRÉVETE!!!!!!!

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